Esta panda no la importaba, seguí caminando sin rumbo fijo por el bosque, sin que nada le importarse, sola con su música. Y no se dio cuenta de los peligros que la seguían por detrás; esas sombras que iban al son de sus pasos, siguiéndola por donde iba, sin dejarla escapar.
Iba contenta y alegre por el bosque, de árbol en árbol, de planta en planta, sin preocuparse y contenta, sumida en sus pensamientos sin que nadie la interrumpiera; es decir, era una panda feliz a su manera.
La gustaba subirse a los bambúes para jugar con otros animales, así se lo pasaba mucho mejor y más entretenida.
Y seguían pasando las horas y el sol se iba ocultando y esta panda no se fijaba, seguía contenta por el bosque con su música y saltando por todos lados...
[...]

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