27 de enero de 2013

Miro por la ventana y solo veo maniquíes de serie.

Me levanto cada mañana, desayuno, me visto, me aseo y salgo a la calle. En la calle solo hay ruido que provocan las bocinas de los coches ¿a qué tanta prisa? ¿por qué tanta irritación? cruzo la calle con el semáforo del peatón verde ¿por qué me pita un coche? sigo caminando y me dirijo al metro, por donde bajo las escaleras y entro luego en el vagón ¿qué veo? gente con cara de sueño por ir a trabajar, por ir al colegio, por dejar al niño pequeño en la guardería ¿acaso todos harán eso? ¿no hay un chico que está haciendo peñas? ¿no habrá una mujer a la que hayan echado de casa y ahora vaga sola en busca de cobijo? Miradas por todas partes ¿de crítica? ¿de admiración? ¿de amor?

Salgo del metro y me dirijo al colegio, durante el camino me encuentro a gente de este ¿me junto con ellos? mejor no, seguro que hablan de lo mismo: televisión y deberes. Sigo con mi música y miro las calles a la luz de la noche y con el ruido de los coches y los semáforos, la mujer o el hombre que grita por el teléfono, la tienda que abre a las 8 de la mañana...

Entro en el colegio ¿cárcel? no...solo es una fábrica ¿de qué? de personas maleducadas. Mires por donde mires siempre hay un grupo de personas que se creerán mejor que tú, que hablarán de ti a tus espaldas, que se reirán de tu forma de ser ¿es malo que no quiera ser como ellos? Me siento en mi pupitre y otra vez...las mismas clases, mismos compañeros, mismos temas; el tiempo no fluye... ¿me estaré aburriendo ya de ir al colegio?
Hora del recreo: me uno con unas amigas ¿amigas? bueno...dejarlo en "amigas". Y al salir a la calle lo de siempre: la mayoría de gente fumando, hablando de sus cosas, el ruido del coche, del viento... Entrar otra vez en clase y la mismas clase de las 11:30 de un lunes...

Salir del colegio sola, con mi música. Ver a todos reunidos en sus grupos ir por la misma calle que yo; simplemente cruzo y me pongo a andar más rápido ¿para qué pasar por delante de ellos? Alguna broma me gastarán, algún insulto me dirán....

Llegar a casa, dejar la mochila, saludar al perro y a mi familia. Es la hora de comer ¿otra vez? ¿otro día en el que no siento hambre y tengo que comer? Luego toca estudiar y, quizá, ir a baloncesto.

Pasar la noche mirando la ventana y preguntarse si todo el mundo es igual o si yo me he cansado de el mundo y luego simplemente... llorar en la almohada.

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